jueves, 19 de abril de 2012

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TRABAJO DE CMC fotos sacadas por el fotógrafo profesional: Patxi Isasti Otero. Fenómenos elegidos: Olas y la capacidad de pegarse los insectos a los coches, explicación de estos fenómenos: Patxi Isasti Otero.


¿A quién no le ha pasado? Vas por la carretera y de repente se pegan bichos de diferentes tamaños y clases que para su mala suerte se encontraron con tu parabrisas en el camino.
Alguien al que le había sucedido esto, llamado Arnold Van Vliet, biólogo de origen holandés, decidió ir más allá y quiso averiguar la cantidad de insectos que chocaban contra los coches que circulan por las carreteras de su país.
¿Cómo lo hizo? A Van Vliet se le ocurrió una forma bastante ingeniosa de encontrar respuesta y dar con una cifra. Creó una web llamada Splash Teller donde pedía colaboración a los conductores holandeses. Necesitaba que contasen cuántos insectos encontraban muertos en la patente delantera de sus coches tras finalizar un viaje. Luego debían compartir con él ese dato y la distancia recorrida en el trayecto.
Sólo en las patentes de los autos que circulan por Holanda, según el estudio, mueren dos insectos cada 9,6 kilómetros. La cifra podría traducirse en 3.300 millones de insectos holandeses menos cada año.
El estudio también indica que la superficie delantera de los coches es unas 40 veces mayor, así que el número aumentaría hasta los 1,6 billones de insectos muertos cada año.
Lógicamente, los resultados de este trabajo no son (ni pueden) ser exactos. Hay insectos que pueden morir y no dejar rastro, pero sin embargo, Van Vliet asegura que investigaciones similares realizadas en Reino Unido arrojan estadísticas parecidas a las suyas.
 ¿Y porque se pegan dichos seres vivos a un inocente pero exterminador vehículo? La respuesta es muy sencilla, un cuerpo pequeño a una considerable velocidad choca con un cuerpo, enorme en proporción, a una gran velocidad, el impacto lo sufren los dos, pero el cuerpo pequeño lo sufre drásticamente ya que tiene menos superficie para recibir dicha fuerza. Los insectos en estos casos sufren ese impacto destrozándoles la capa superior del cuerpo y provocándoles enormes hemorragias en los órganos internos, que segregan unos líquidos que, al enfriarse, se solidifican y hacen que se adhieran a la superficie del impacto.  




Las olas del mar son ondas sísmicas (es decir, movimientos de un medio material) de las llamadas 'superficiales', que són aquellas que se propagan por la interfaz, entre dos medios materiales. En este caso se trata del límite entre la atmósfera y el océano. Cuando pasa una ola por aguas profundas (a una profundidad mayor a 1/20 de su longitud de onda), las moléculas de agua regresan casi al mismo sitio donde se encontraban. Se trata de un vaivén con una componente vertical, de arriba a abajo, y otra longitudinal, la dirección de propagación de la onda.
Hay que distinguir dos movimientos. El primero es la oscilación del medio movido por la onda, que en este caso, como hemos visto, es un movimiento circular. El segundo es la propagación de la onda, que se produce porque la energía se transmite con ella, trasladando el fenómeno con una dirección y velocidad, llamada en este caso velocidad de onda.
En realidad se produce un pequeño desplazamiento neto del agua en la dirección de propagación, dado que en cada oscilación una molécula o partícula no retorna exactamente al mismo punto, sino a otro ligeramente más adelantado. Es por esta razón por la que el viento no provoca solamente olas, sino también corrientes superficiales.


 En la actualidad se utilizan para divertirse en las costas, pero pueden llegar a ser muy peligrosas.

1 comentario:

  1. Pedazo trabajo, yo si no un 10 te ponía un 9'99999999...., buenisimo lo del final!

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